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Un escritor complacido con su propia obra es un mal lector de obras ajenas.

Aunque el camino parezca firme, se desvanece a nuestro paso cada vez que avanzamos.

Los caminos de la piel son inescrutables.

La lluvia limpia y permite que la vida continúe, igual que lo hacen las lágrimas.

Las palabras ganan verdad en los labios y la sostienen, o no, en los ojos.

Llegar a la vida de alguien es volver a nacer.

La vida es la mejor de las costumbres.

El espejo no nos muestra lo que se ve, sino lo que vemos.

La vida es una historia cuyo final no tiene vuelta de hoja.

La velocidad del pensamiento salva cualquier distancia.

Desármate de impaciencia para ganar tus batallas.

Las palabras son inocentes porque no saben lo que dicen.

Cuando se comparten caricias, regresan más de las que se llevaron.

Antes de entrar en razón, asegúrese de que no le sigue la locura.